El
prado que pasa por mi pueblo
toma
el sol del mediodía
y
espera el mes de mayo
para
fregar sus huesos.
Entre
chiflidos y piedras
una
generación desfila por sus arterias
al
compás de los tambores
que
anuncian el próximo combate.
Cuando
se le caen las ramas
ya
es de madrugada
ya
pasó la tormenta
y
recibe en sus aposentos
al
herido
a
la doncella maltrecha
al
usurpador de bienes
al
oportuno bufón de palacio
a
la jicotea de dos cabezas
a
la madre de la madre
que
tiene un hijo en la cárcel
al
mercader del “Arimao”.
El
prado que pasa por mi pueblo
ve
pasar todos los años
el
desfile municipal de las lentejuelas
Él
es la vanguardia
y
todas las generaciones
le
saludan a su paso
aunque
en estos tiempos
según
las profecías
algunos
no estaremos
en
esa banda rítmica de aplausos.
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